EDUCAR O ADIESTRAR

Cuando una persona acude con un cachorro o con un perro adulto al mundo canino por necesidad o curiosidad se encuentra con un montón de terminología. Este artículo quiere aportar un punto de apoyo para que las personas decidan en lo básico: ¿debemos educar a un perro o debemos de adiestrarlo?

Un perro educado no tiene problemas para encontrar su sitio en la sociedad


No existe un manual o concepto en relación a que se puede entender por un perro educado. No obstante, empleando la lógica podemos dar una idea muy concreta sobre este concepto. Un perro educado es aquel que puede convivir en la sociedad actual sin generar ningún problema y pudiendo saber en todo momento, por sí mismo, las mínimas normas exigidas por la sociedad hacia ellos y aquellas que rigen la propia naturaleza del perro. Un perro educado es aquel que puede estar estable mientras su guía saluda a una persona, que es capaz de pasear de un modo relajado tanto él como su guía, que puede relacionarse con otros perros empleando todo su lenguaje para evitar conflictos e iniciar un encuentro agradable, que no se sube encima de personas, que puede estar suelto en un jardín sin escaparse ni crear conflictos acudiendo a la llamada si es necesario, que entra en establecimientos o viviendas y no existen conductas destructivas. Y para todo ello, el perro no ha de estar en altos niveles atencionales con el guía para saber gestionar las situaciones que se le plantean, es decir, no debe estar en un “modo trabajo”.

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¿Y qué es un perro adiestrado? Un perro adiestrado es un perro especializado en una determinada disciplina o en varias. Esto puede ser OCI, agility, tareas de rescate, TAA, detección, pastoreo, mushing, RCI, mondioring…. Sin embargo, esta especialización no lleva implícita que sea un perro que sea educado. En ocasiones, los perros adiestrados están apartados de la sociedad, viviendo en fincas o en simples jaulas y saliendo solo a “trabajar”, es decir, haciendo aquello para lo que se les ha entrenado o especializado. Si vemos algunos de estos perros que están adiestrados pero no educados, por la calle en modo trabajo, son auténticos robots militarizados que no desvían su atención en ningún momento del guía. Su guía podrá hacer alarde de esa rigidez y disciplina pero será un perro sin relaciones sociales ni con los de su especie ni con los humanos, algo que se aleja de la verdadera naturaleza de un perro. Resulta fácil saber cuando están educados además de adiestrados: ver como se comporta el perro sin intervención del guía, sin que éste indique órdenes, comandos o señales verbales o gestuales que puedan informar al perro de qué hacer.

Todo esto parte de la base inicial que el perro no tenga problemas de comportamiento o problemas físicos que puedan afectar a su estado emocional, porque es injusto catalogar a un perro de “no educado” o “no adiestrado” cuando quizás sufre un problema que le impide ser un perro normal. En estos casos, hemos de solucionar los problemas antes de educar y adiestrar. Cada profesional puede argumentar lo que él crea más conveniente pero nuestra manera de ver y entender el perro en la sociedad actual nos hace afirmar que primero hemos de educar a nuestros perros para luego adiestrarlos si es necesario, si queremos darle un sentido a su necesidad de autorrealización si la propia raza lo requiere.


Jonathan Andrés Arredondo,
Educador canino en “ECHALE UNA PATA”. León


"El adiestramiento en positivo, no solo es premiar, es respetar"