ESO DEL ADIESTRAMIENTO… NO FUNCIONA



En una de nuestras últimas sesiones, una persona nos comentaba que un compañero de su trabajo estaba empleando un collar de descargas para que su perro acudiese a la llamada. Esta persona le comentó que estaba con nosotros y que los cambios en el perro eran significativos, a lo que respondió su compañero que había acudido con anterioridad a un adiestrador y no le había servido de nada, a diferencia del collar de descargas si que le servía, lo que le llevó a sentenciar con la frase “eso del adiestramiento no funciona, no creo en ese tipo de cosas”. 

En primer lugar, estamos en contra de los sistemas de castigo, como ya hemos repetido en infinidad de ocasiones, ya que no solucionan ningún problema, a lo máximo inhibe al perro, con todas las consecuencias que conlleva. En segundo lugar, nos llevó a una reflexión sobre esa frase. Para poder comprender mejor, pondremos un ejemplo con otra profesión, los médicos.  Si una persona enferma y acude a un médico, existe la posibilidad de que el resultado no sea el esperado, o bien porque el diagnóstico no sea correcto o el tratamiento no sea el adecuado. ¿Y qué hacemos en ese caso? ¿Nos lanzamos a los curanderos o sanadores?¿O buscamos otro profesional que sea mejor que el anterior? Nadie piensa que la medicina moderna sea inútil o una perdida de dinero y tiempo. Existen médicos brillantes, buenos profesionales que realizan bien su trabajo aunque no destaquen y, luego, están los mediocres. A nadie le debe de ofender que en todas las profesiones haya personas mediocres que no cumplen un mínimo de calidad, por baja motivación, formación, etc. ¿No va a existir ese tipo de personas en el mundo canino?

Dentro de una intervención, existe un diagnóstico donde evaluar al perro y los problemas que han llevado a las personas a ponerse en contacto con nosotros. En ese primer contacto, nos podemos encontrar con personas que presentan poca implicación, que no están dispuestas a cambiar nada en su manera de interacción con el perro o en su entorno y que, por lo tanto, la intervención no podría llegar a completarse con éxito. Seguro que el sujeto del que hablamos partía de una actitud inicial similar, con baja o nula implicación, el “hágamelo usted que yo no tengo tiempo y para eso le pago”, que buscó la opción más económica en lugar de la mejor opción porque para lo que iba a servir…y llegó a alguien mediocre como él, uno como cliente y otro como profesional, si tan siquiera esa era su profesión y no su hobby.

El mayor afectado será el perro, ese perro que vive atemorizado al frío tacto de los electrodos sobre su cuello. La persona y el adiestrador, no estuvieron nunca a la altura de la ayuda que necesitaba ese perro y, sobre todo, su guía nunca tuvo la intención real de solucionarlo, ya que conocemos personas que han acudido a un primer adiestrador o centro y han llegado a buscar alternativas, cuando no se solucionaban, hasta fuera de su provincia, sin dejar de tener la esperanza que alguien les ayudaría.

Nos vemos en el siguiente artículo.


Jonathan Andrés Arredondo,
Educador canino en “ECHALE UNA PATA”. León

"El adiestramiento en positivo, no solo es premiar, es respetar"