DEPORTES CANINOS



Practicar deporte con un perro, sin duda, puede tener grandes beneficios tanto para el propio perro como para la mejora del vínculo entre ambas partes del binomio. Teniendo en cuenta que los perros son animales de trabajo, ya que la selección y evolución genética impuesta por el ser humano crearon las diferentes razas para especializarlos en una tarea concreta, puede ser un buen momento para satisfacer sus necesidades de autorrealización y de cooperación, siempre que sea un momento agradable para el perro y no sólo para el guía.

El problema aparece cuando el deporte deja de ser un momento entretenido para ambos y comienza a ser divertido solo para una de las  partes y, por desgracia, casi siempre deja de serlo para el perro. Si la práctica de deporte es un momento de disfrute, no cabe lugar a ningún tipo de castigo positivo: tirones de correa, correcciones verbales, uso de sistemas aversivos… ni tampoco cabe que haya una exigencia continua para el perro. Usando la empatía, a nadie nos gustaría que, por ejemplo, mientras jugamos con amigos en parejas, se nos corrija o se nos grite o se nos presione para “no fallar” o se nos dé una colleja , porque seguramente dejaremos de jugar con esa persona porque ya no es divertido.

¿Y qué hay del perro?¿Cuánta gente que practica deporte, se pregunta si realmente a su perro le gusta practicar ese deporte? Siempre he tenido una teoría sobre este punto: si para motivar al perro debemos de usar continuamente reforzadores externos y no aparece la motivación intrínseca, puede ser que no le guste la actividad o que necesite otro tipo de actividades más esenciales que satisfagan sus necesidades sociales, exploratorias… He visto perros que se aburren haciendo un deporte y sus guías se muestran ciegos ante el perro, porque ellos quieren hacer ese deporte y el perro debe de seguirles en sus gustos. 


¿Y cuándo el deporte se plantea como una solución a un problema de conducta? El deporte puede satisfacer necesidades en un perro, pero rara vez serán la clave para solucionar problemas en los perros como hiperactividad, comportamientos agresivos, conductas destructivas… El deporte canino puede generar endorfinas pero también produce otros neurotransmisores que aumentan la intensidad y duración de los problemas de comportamiento. La mayoría de estos problemas de comportamiento no tienen su origen en la ausencia de deporte sino en el desarrollo de su convivencia y, cuando además existen este tipo de problemas, las capacidades cognitivas del perro para aprender ese deporte, disminuyen por el aumento de la carga de estrés fisiológico no gestionable (Ley de Yerkes-Dodson).

También tenemos ciertos deportes que se alejan extraordinariamente del bienestar físico y emocional del perro, donde se fomenta la activación de estados emocionales intensos para provocar, por ejemplo, el morder mangas, usando para ellos sistemas como collares de castigo o cualquier otro sistema aversivo. No me puedo imaginar hace 400 años a un pastor belga o un pastor alemán mordiendo mangas pero si que me lo puedo imaginar pastoreando rebaños. Hay personas que además utilizan estos deportes para intentar solucionar problemas de agresividad pero la falta de conocimiento de los mecanismos desencadenantes de esos comportamientos les hacen confundir enseñar a morder con enseñar a dejar de morder.

Nos vemos en el siguiente artículo. 


Jonathan Andrés Arredondo,
Educador canino en “ECHALE UNA PATA”. León

"El adiestramiento en positivo, no solo es premiar, es respetar"




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